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Un río y un bosque: Sendero de La Devesa de Anllares y Río Xallas

La Devesa de Anllares, en el municipio de Mazaricos, es un superviviente, casi un milagro. Un reducto que representa una pequeña muestra de los bosques autóctonos que en el pasado poblaban el territorio atlántico gallego.

 

Dicen de este bosque, que es la masa forestal autóctona más occidental de Galicia, la segunda mayor de la provincia de A Coruña, así como uno de los bosques mejor conservados de Europa. Como tantos otros, secularmente fue aprovechado para la extracción de leña y otros recursos, pero su abandono redundó en su conservación y en la desaparición de los antiguos caminos.

 

La principal superficie de bosque ocupa unas 80 hectáreas, continuada a lo largo del río por otras menores. En cuanto al río Xallas, aguas arriba está afectado por tres embalses (da Fervenza, da Ponte Olveira y de Castrelo) y aguas abajo por el de Santa Uxía; Cuatro presas en menos de quince kilómetros de río. Por lo tanto, a pesar de su aspecto natural y del bosque que lo rodea, en este tramo el curso fluvial está muy afectado por los aprovechamientos hidroeléctricos.

 

Para iniciar la ruta nos dirigimos a la aldea de Castrelo (perteneciente al municipio de Mazaricos), aldea situada a 95 Km de A Coruña. Para llegar hasta esta aldea llegamos en unos 11 km desde A Picota (Mazaricos) y pasando por Colúns. Hay que circular por carreteras estrechas y rurales para llegar al inicio de la ruta. Se aparca al borde de la carretera.

 

La distancia total recorrida es de 6.5 Km. La ruta discurre por senderos fluviales de pescadores. No existe ninguna señalización, por lo que el GPS es necesario. 

 

Comenzamos por una pista de tierra bordeando la devesa por el sur y descendiendo hasta el nivel del río Xallas. Tras dejar atrás un prado y sortear un pequeño valado de piedras nos dirigimos ya hacia el camino de pescadores. Todo el tiempo caminamos por la orilla izquierda del río, a contracorriente.

 

En la Devesa de Anllares conviven robles, acebos, abedules, fresnos, helechos, musgos, un sinfín de vegetación que componen una sinfonía de verdes. Es un paseo por la frondosidad que nos arropa y nos transporta mentalmente al pasado de los bosques atlánticos.

 

A pesar del paisaje, tenemos que prestar mucha atención a donde pisamos, ya que el sendero se pierde y está cruzado de ramos y arbustos, con agujeros y canales que con frecuencia hacen difícil la caminata.

 

Tras recorrer 3 Km a orillas del río debemos subir un pequeño tramo monte a través para alcanzar una pista de tierra que nos devuelve al punto de inicio tras recorrer otros 3 Km por una posición más elevada y alejada del río.

 

Si hubiéramos seguido el cauce rodearíamos el promontorio de Os Castros y alcanzaríamos la presa del embalse de Castrelo, que proporciona el agua a la minicentral.

 

Los últimos tres kilómetros los hacemos por estas pistas (siempre tomando la más cercana a la devesa) hasta llegar de nuevo a Castrelo. En contra de lo que pudiera parecer en cuanto al interés natural, nos encontramos en un ecotono entre el bosque y el matorral. Si vamos con atención podremos observar una gran diversidad de mariposas, libélulas, coleópteros, y aves.

 

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